29 abril, 2013
El lenguaje es una habilidad innata. Los bebés no necesitan profesores, métodos ni academias: tan sólo les basta con escuchar e imitar a los demás. Pero si pasan sus primeros años completamente aislados, como ha sucedido en casos extremos, jamás aprenden a comunicarse con normalidad. Nuestro cerebro de adultos no es tan receptivo, pero funciona de manera similar. Necesitamos gente con la que hablar. Por eso la enseñanza presencial sigue siendo la opción más popular. Pero ojo: no todos los centros tienen la misma calidad.
Centros presenciales (Academias o Centros Privados) Ofrecen el mayor grado de contacto personal, algo a tener muy en cuenta, puesto que al fin y al cabo un idioma sirve para eso, para comunicarse.
Sin embargo no todos los alumnos son capaces de aprovechar esta ventaja en la misma medida. A menudo los más tímidos participan poco y dejan que otros compañeros lleven el ritmo de la clase. Para sacar partido a esta modalidad, es imprescindible dejar en casa la vergüenza y el miedo a equivocarse.
Otra ventaja de las clases presenciales es que proporcionan regularidad y obligan a una cierta disciplina. No obstante, algunas personas pueden sentirse agobiadas por una dinámica que les recuerde a sus años escolares.
Es la elección ideal para iniciarse o cursar un nivel intermedio, aunque también existen cursos intensivos, como los de Aprende con Cambridge. Los horarios suelen ser flexibles; los grupos reducidos y participativos. A menudo los alumnos se sientan en torno a una mesa en lugar de alinearse pasivamente frente a la pizarra y el profesor.
Escuelas oficiales de idiomas Son una excelente opción para quienes busquen profundizar en una lengua. Ofrecen prestigio, profesorado de calidad, idiomas poco comunes (desde el sueco hasta el rumano) y cursos de especialización para traductores y docentes. Por desgracia están masificados y exigen agotadores trámites burocráticos. El número de alumnos por aula puede acercarse al de una escuela primaria, un dato que no juega precisamente a favor del alumno.
Profesores particulares Es un método caro y algo arriesgado: no basta con ser nativo para enseñar un idioma, conviene asegurarse de que el profesor sea apto para hacer su trabajo
2 Comments
Gintonic
15 mayo, 2013
Yo voto sin duda por la academia. Siempre tendrás una garantía y fiabilidad que no te la da tu casa.
Paul
23 mayo, 2013
Mejor en una academia, sin duda.
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